El viento sopla fuerte levantando la ceniza de la quema de anoche, el amanecer revela los cañaverales con sus característicos colores: el amarillo y el oscuro del tizne adherido a la caña. La zafra comienza, el jornalero afila su machete con mucha paciencia, nadie abraza su trabajo con tanta fuerza como el cañero.
En México, la caña de azúcar genera cerca de siete millones de toneladas de su derivado principal: El azúcar. En Quintana Roo, el cultivo de caña de azúcar es el más importante, ya que ocupa el primer lugar en superficie sembrada. Nuestra producción llega a 176,468 toneladas de azúcar procesadas en el ingenio San Rafael de Pucté en el Municipio de Othón Pompeyo Blanco, en la parte Sur del estado de Quintana Roo.
Al igual que otros cultivos en nuestro país, a inicios del presente año, el azúcar se depreció, afectando a los productores y a las familias que dependen de este sector económico; lo cual se tradujo en baja contratación y migración laboral hacia los polos turísticos, sobre todo de los jóvenes que ven en la ciudad, la solución a sus problemas económicos; no obstante, la ciudad es un monstruo de mil cabezas que poco a poco los absorbe en su dinámica apresurada y el encierro; panorama muy distante de la apacible tranquilidad que transmite una refrescante tarde admirando el oleaje de la flor de caña.
Las comunidades rurales se organizan económicamente de acuerdo a la producción de caña. Los cabos, son quienes se encargan de contratar y dirigir la zafra; los boleteros, por su parte son quienes cuentan la cantidad de caña cortada por el jornalero y también es quien les lleva el almuerzo después de una jornada laboral; están los choferes de maquinaria pesada como los camiones que transportan la caña hasta el ingenio y el jornalero, de igual o mayor importancia está el jornalero cortador de caña, quien hoy en día gana alrededor de 1, 500 pesos o menos a la semana, trabajando en condiciones poco favorables como la falta de seguro social, equipo adecuado para protegerse en el campo y las actividades inherentes a su labor.
Migrantes del Estado de Chiapas y habitantes de la zona, han encontrado en la zafra un modo digno de subsistencia, gente con carácter que a pesar de las adversidades que conlleva este noble trabajo sigue viendo con humor el cotidiano abrazo y corte de la dulce caña de azúcar.
Antrp. Karen Marín.
Fotografías: Paco Villanueva/Karen Marín.