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Sabán: Una estampa colonial de la Ruta de las Iglesias

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Antaño como en la actualidad, la vida política del Estado giró en torno a las conveniencias económicas de quienes detentaban el poder. De ninguna manera es novedad ni mucho menos estamos descubriendo el hilo negro del asunto. Sin embargo, la retrospectiva histórica a través de documentos oficiales antiguos de la época colonial, nos permite asomar las narices en una ventana poco conocida de la historia de nuestro terruño querido.

Hoy en día, Sabán es una localidad perteneciente al municipio de José María Morelos, zona maya de Quintana Roo; de igual manera forma parte de un circuito turístico llamado ‘Ruta de las Iglesias’, pues en el centro de la localidad se yergue una impresionante iglesia, testigo en piedra del conflicto armado de 1847, conocido como «Guerra de Castas».

El siguiente documento, es un episodio que aconteció hacia 1845; fue tomado del fondo del poder ejecutivo 1843-1862 del AGEY (Archivo General del Estado de Yucatán). Se transcribió casi en su totalidad a excepción de algunas partes que se encuentran entre corchetes a causa de la ilegibilidad del documento; sin embargo podemos comprender el sentido general del texto; el cual es una estampa escandalosa para la época.

            El legajo es una denuncia interpuesta por tres habitantes de Sabán -entre los que destaca el cacique del lugar Don Felipe Cahuich- en contra del presbítero Don Francisco María Carrillo, continúe leyendo amable lector y entérese de la vida escandalosa de un servidor de Dios.

Documento colonial de Sabán.

“Tesorería general de Yucatán

Sello tercero

Tres reales

Para los años de mil ochocientos cuarenta y cuatro y mil ochocientos cuarenta y cinco

Excelentísimo Señor

Pedro Rojas, Felipe Cahuich, Pedro Nolasco Piña. Venimos del pueblo de Sabán ante vuestra excelencia con el más profundo respeto pasamos y decimos que desde que se constituyó en este pueblo el presbítero  Don Francisco María Carrillo al desempeñar el ministerio ha estado viviendo con una mujer en el propio convento pública y escandalosamente, y esta conducta no debiera observar por ser muy contrario a su estado o profesión y se convierta en un ejemplo horrorísimo de los habitantes de este a quienes debiera y su obligación manifestar la más benéfica e irreprensible conducta y no enseñe un camino de tal naturaleza para interrumpir la religión. También es muy opuesto al estado o carácter de un eclesiástico él pretende en eventos políticos formando partidos, sacando turnos por las noches, frecuentes y casi diario [] del indicado presbítero Carrillo ha verificado en este pueblo por la noche del treinta del mes próximo participó en una reunión tumultuaria que ascendió a noventa y seis hombres y habrá encabezado con otros y omitimos decir sus nombres porque creímos haberse dado cuenta al señor G. político de este partido, se dirigieron por las calles; y lo más escándalo es que el indicado presbítero Carrillo andaba con su guitarrilla y cantando versos denigrativos al honor de algunas mujeres casadas, cuyos versos fueron los más que aparecieron en unos papeles anónimos, y con antelación se habían fijado en los parajes públicos de este mentado pueblo, de aquí debe inferirse quién fue su autor, será compatible todo lo expuesto al carácter de un eclesiástico. No porque tan solamente el oírlo horroriza. También la [] del presente repitió la escena con []número de hombres. Todo lo expuesto lo estábamos tolerando sin hacer la manifestación en razón de no molestar a los superiores; mas [] que hemos observado de que en vez de reformar su conducta, la está haciendo despreciar por sus otros procedimientos muy descompasados y más opuestos a la razón y al honor de esta población mofándose de sus autoridades, por tanto:

A vuestra excelencia atentamente dirigimos este memorial suplicándole se digne relevarlo, si lo tiene por conveniencia al conocimiento de sus señoría ilustrísima el obispo para que en vista de todo lo expuesto traiga la dignidad de mandar que reciban informaciones sobre los hechos que acusamos del ya referido presbítero Carrillo y le aplique en su oportunidad con digno castigo a que se ha hecho acreedor.

Es justicia que imploramos jurando no proceder de malicia con lo necesario [] desde Sabán a 9 de abril de 1845.

[Firma] Felipe Cahuich

[Firma] Pedro Rojas

[Firma] Pedro Nolasco Piña”

Lo que no debemos perder de vista es la figura política del “cacique” Felipe Cahuich, lo he entrecomillado,  pues esa fue la denominación que los hispanos le pusieron a los batabo’ob, antiguos señores principales.   

Los españoles crearon la república de indios  para disolver la organización más allá de la comunidad, dicha república era una unidad administrativa completamente autónoma y aparentemente legitimaba la autoridad de los señores indígenas pero esto fue solo temporal (Farriss:1992:238). Con el correr de los años dejó de ser hereditario para ser condicionado por las decisiones de la administración municipal.

Los caciques eran intermediarios entre sus pueblos y los españoles, ellos cobraban los diezmos, los tributos, las obvenciones y en general de todos los impuestos y contribuciones a los que estaban obligados los macehualo’ob. El cacique no sólo estaba sujeto a la autoridad civil y militar, sino también a la religiosa, puesto que curas y frailes podían exigirle toda clase de obligaciones, desde disposiciones para la organización de la fiesta religiosa hasta perseguir a quienes habían faltado a misa (Bartolomé:1992:103).

Así, el cacique se transformó en vigía y reproductor del sistema de dominio español; y su autoridad ya no fue respetada produciéndose incluso algunas rebeliones para derrocarlos.

Volviendo al texto, observamos que según declaraciones de los tres denunciantes, el cura Carrillo, realizó proselitismo y un mitin que al parecer no logró reunir a la mayor parte de la población puesto que el número de habitantes hacia 1832 era de 2,994 entre los cuales se hallaba un extranjero de nombre Alfonzo Baños natural de Mataro, Provincia de Cataluña (AGEY). Hubo un notable decremento de la población, ya que a principios del siglo XIX el total era de 3,628 debido al auge económico, consecuencia de la explotación de caña de azúcar en las periferias del poblado y el contrabando que entraba por Bacalar, en ese entonces perteneciente al Partido de los Beneficios Bajos (Ruz y Gamboa: 1991:50).

Sabán Pertenecía al Partido de los Beneficios Altos, del cual la cabecera fue Ichmul, más tarde lo sería Tihosuco. Para proceder con la denuncia, el juez eclesiástico de Ichmul nombró a José María Monforte notario de las diligencias quien se encargó de entrevistar a siete testigos que a todas luces negaron la acusación contra el padre Carrillo. A continuación un extracto de la declaración de Don Mariano Gómez.

“Preguntando si en los alborotos de las elecciones pasadas el mentado presbítero Carrillo en ellos dijo que jamás le ha visto en ningún asunto político, porque sólo está dedicado a su ministerio, que está desempeñando dignamente…”  

Ya mejor ni hablamos de lo que contestó cuando le preguntaron sobre las serenatas nocturnas cantando versos indecentes dedicados a las mujeres casadas de Sabán y sobre la mujer que vivía con él. Todos declararon a favor del mentado padre Francisco María Carrillo.

En este mundo de probabilidades, tal parece que se trató de una politiquería de parte del cacique Felipe Cahuich que ante las elecciones  para alcalde del ayuntamiento de Sabán y Huay Max (Ruz y Gamboa: 1991:50) que eran de elección popular, sintió pasos en la azotea porque no llevaba buena relación con el presbítero a decir de la declaración de Don Pablo Rosado cuando le pregunta Monforte sobre las serenatas nocturnas.

“…no sale de su casa de noche sino es cuando va a confesar a algún enfermo siendo en su muy cumplido a satisfacción del pueblo, a excepción  de [] algunos hombres inmorales que lo calumnian por no haber querido contemporizar con ellos…”

Siguiendo la historia, el alcalde electo mantuvo a Felipe Cahuich como cacique de Sabán, lo que le duró si acaso tres años solamente porque devino el estallido de la guerra de Castas hacia 1847. Para diciembre de 1848 todos los mayas del poblado se unieron a los insurrectos y el coronel Juan de la Cruz Salazar defendió la plaza convirtiendo la iglesia en arsenal y polvorín; después de ocho meses no le quedó más que cederla. Felipe Cahuich por el contrario se mantuvo fiel a las tropas yucatecas, esperando recuperar el “poderío” que se le escapaba de las manos. Sabán fue atacada constantemente por las tropas hasta que en 1853 fue abandonada. La iglesia fue despojada de sus campanas e imágenes religiosas.

Iglesia de Sabán.

Antrp. Karen Marín.

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FUENTES

Bartolomé, Miguel Alberto. La dinámica social de los mayas de Yucatán. México, INI, 1992.

Farriss, Nancy M. La sociedad maya bajo el dominio colonial, La empresa colectiva de la supervivencia. Madrid, Alianza editorial, 1992.

Paoli Bolio, Francisco José. Las guerras de Justo. México, Keh, 2012.

Ruz Escalante, José Luis y Maria Teresa Gamboa G. Breve historia de la legislación maya en Quintana Roo, Siglos I al XIX. México, Gobierno del Estado de Quintana Roo, 1991.

AGEY, Fondo Poder ejecutivo 1843-1862Sección Alcaldía municipal de Polyuc, Peto y sabán, Serie censos y padrones, Asunto Padrón de extranjeros que se encuentran en la comprensión de polyuc, peto y Sabán, Fojas 3, Fecha 11-03-1844 y 18-04-1844, Caja 64, Vol. 14, Exp. 16, Cd 36, Registro 8993.

AGEY, Fondo poder ejecutivo 1843-1862, Sección Gobierno del obispado de Yucatán, Serie Iglesia, Asunto Denuncia de Pedro Rojas, Felipe Cahuich y Pedro Nolasco Piña contra el presbítero María Carrillo por su conducta escandalosa, fecha 1845, Caja 141, Vol. 91, exp. 33.

AGEY, Fondo poder ejecutivo 1821-1842, Asunto padrón de habitantes del pueblo de Sabán, Caja 04, Vol. 1, Exp. 14, Cd. 3.

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