Las casas de antaño tenían enormes terrenos en la parte delantera y trasera, eran preciosos huertos, un sueño que ahora cada vez es más difícil materializar; mas no imposible cuando aprovechamos todas las circunstancias para hacer lo que más queremos. En la casa de mis abuelos, cerca de un enorme curvato -así lo veía en mi infancia- había un árbol del cuál bajábamos dinero, sí, en aquél entonces los niños cosechábamos dinero de los árboles para jugar y también bajábamos unos frutos morados que cuando los mordías te dejaban los labios pegajosos, mamá nos regañaba porque así no debíamos comer el caimito.
El árbol del caimito (Chrysophyllum cainito) al parecer pertenece a las Antillas. Se le encuentra desde el sur de México a Panamá, es abundante en el lado Pacífico de Guatemala, y cultivada del sur hasta el norte de Argentina y Perú. En Filipinas su fruto es muy apreciado. A este árbol también se le conoce como cainito, caimito, cayumito, star apple, golden leaf tree, abiaba, pomme de lait, estrella y aguay.
Es rico en carbohidratos, grasas, proteínas, calcio, fibra, fósforo, hierro, vitaminas A, C y B. En otros países se utiliza para preparar jaleas, salsas, jugos, postres; de la semilla se puede extraer un tipo de leche parecido al de las almendras para elaborar otros alimentos.
Se recomienda que los caimitos no se muerdan enteros, pues la piel y la corteza no son comestibles. Cuando se parte un caimito, debe evitarse que el látex amargo de la piel entre en contacto con la masa comestible. La fruta madura, preferentemente refrigerada, se divide a la mitad y se come la masa con una cuchara, dejando las semillas y las celdas del núcleo.
Se sugiere que el caimito fresco se consuma sin mezclarlo con otro alimento. No es conveniente tomar su jugo después de las comidas. Debe hacerse una hora antes o una hora después. Debemos evitar su ingesta como postre porque dificulta la digestión. Se deben comer con el estómago vacío preferentemente. Ya que la fruta se digiere en el intestino delgado y si el estómago está lleno, esta comienza a fermentar antes de ser digerida. El jugo se debe consumir fresco y lo antes posible, ya que se fermenta y se transforman en fuente de dolores y enfermedades, afectando el hígado y el cerebro.
-La fruta madura, por su carácter mucilaginoso (viscoso, espeso), se come para calmar la inflamación en laringitis y neumonía. Se da como un tratamiento para la diabetes mellitus, y como una decocción para aliviar la angina de pecho.
-En Venezuela, los frutos estando ligeramente inmaduros se comen para superar trastornos intestinales. En exceso, causan estreñimiento.
-La semilla pulverizada se toma como un tónico, diurético y febrífugo. De ellas también se obtiene un aceite para friccionar, cuando hay dolores musculares.
-En Brasil, el látex del árbol se aplica sobre los abscesos y, cuando se seca y se pulveriza, se da como un potente desparasitante. También, se toma como un diurético, febrífugo y remedio para la disentería.
-El cocimiento de la corteza, o de las hojas, se toma como un expectorante. También de la corteza astringente, rica en tanino se hace un cocimiento que se bebe como tónico (fortalece), estimulante, para detener la diarrea, la disentería (un tipo de diarrea con sangre) y las hemorragias, y como tratamiento para la gonorrea, el «catarro de la vejiga», la hipertensión, diabetes mellitus tipo 2, artritis, neumonía e hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en sangre).
Para realizar una infusión expectorante debemos hervir 100 gr. de hojas en un litro de agua, endulzar con miel cuando esté tibio y tomar una taza cada tres horas.
Para elaborar un antidiarreico debemos hervir 200 gr. de su corteza en un litro de agua, tomar una taza cada tres horas.