Un día, mientras caminaba por un sendero rodeado de sabanas, lo encontré. Con su sonrisa amable y atenta, se acercó a preguntarme si necesitaba ayuda, ya que la dirección a la que me dirigía estaba fuera de la comunidad.
La zona que rodeaba el sendero era hogar de serpientes venenosas y peligrosos cocodrilos. Además, había una barrera de árboles de chechen cuya sombra podía lastimar a las personas más sensibles.
Pero Cristian nos contó que esa era su zona de juegos preferida, donde él y sus amigos pasaban sus ratos libres explorando y descubriendo todo lo que la naturaleza tenía para ofrecer.
Mientras caminábamos, encontramos una semilla de cedro. Cristian nos explicó con detalle, las diferencias entre la semilla de cedro y la de caoba y con habilidad la rompió para hacer un avión de semilla de cedro. Me impresionó la creatividad de Cristian y su genio para crear juguetes con materiales naturales. Él nos contó que en su comunidad es común que los niños encuentren en las flores, semillas y ramas; objetos con los cuales pueden construir juguetes y sueños.
Me pareció fascinante la manera en que estos niños utilizan su imaginación para crear algo a partir de la naturaleza que los rodea.
Cristian es un niño alegre y curioso, y su pasión por la creatividad y la naturaleza es contagiosa. Su sonrisa cálida y amable hizo que nuestro encuentro fuera una experiencia memorable y llena de color.
Comunicadores Urbanos