Un equipo internacional de científicos ha descubierto recientemente dos antiguas ciudades mayas en el estado de Campeche, México, que podrían aportar nuevos datos sobre la historia de las primeras capitales del sur del imperio maya.
Las ciudades, llamadas Tamchén y Lagunita, se encuentran en una zona remota de la Reserva de la Biósfera de Calakmul, una de las áreas más importantes para la conservación de la biodiversidad y el patrimonio cultural de México.
Tamchén significa “pozo profundo” en maya y debe su nombre al conjunto de chultunes, depósitos subterráneos de agua que existen en la zona. La ciudad cuenta con plazas, palacios y una pirámide de 15 metros de alto que data del periodo Clásico Tardío (600-900 d.C.).
Lagunita fue descubierta por primera vez hace 40 años por el investigador estadounidense Eric Von Euw, pero sus bosquejos de varios monumentos nunca fueron publicados y se perdió la ubicación del lugar.
Los científicos aprovecharon los dibujos y fotografías para localizar las ruinas, que incluyen una fachada que semeja las mandíbulas de un reptil, un elemento arquitectónico único en el mundo maya.
Los descubrimientos ayudarán a los arqueólogos a estudiar las historias culturales y políticas de una zona conocida como las Tierras Bajas Centrales de la región maya, que se caracteriza por su diversidad y complejidad.
Estas ciudades podrían explicar mejor la conexión de los centros mayas del sur, como Palenque, en Chiapas y Tikal, en Guatemala, con las grandes ciudades que surgieron posteriormente en la península de Yucatán, como Calakmul, Edzná y Uxmal.
Las ciudades mayas de Campeche son testimonios extraordinarios del arte, la arquitectura, la astronomía y la escritura de esta antigua civilización, que se desarrolló durante más de diez siglos en el territorio mexicano. Sus estelas conmemorativas, sus frisos estucados, sus mascarones y sus piezas ornamentales son pruebas fehacientes de la habilidad y el esplendor de los artesanos mayas.
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