En medio de la crisis sanitaria y la reconfiguración de los servicios de salud, la voz de los usuarios parece perdida en un laberinto burocrático y de indiferencia. Un claro ejemplo de esto se presenta en la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la ciudad de Chetumal, Quintana Roo, donde una madre angustiada y su hija asmática se han visto envueltas en un calvario de espera e incertidumbre.
Según la denuncia, la madre llegó a la clínica a las 7:20 de la mañana buscando atención urgente para su hija, quien padece de asma, una enfermedad que, si no se atiende adecuadamente, puede llevar a complicaciones serias.
Sin embargo, se encontró con un obstáculo inesperado: los doctores no estaban disponibles para atender a su hija, ya que estos, según los guardias de la clínica, llegan entre las 9 y las 9:30 de la mañana, horario que para esta madre trabajadora resulta inaceptable.
Además, se solicitó a la madre que su hija se sometiera a una prueba de COVID-19, a pesar de que la niña no presentaba síntomas relacionados con la enfermedad. La madre cuestionó la necesidad de esta prueba, pero se le informó que era una «orden» y que los encargados de la clínica «no podían hacer nada». Todo esto, a pesar de que el tiempo es un factor crítico en el tratamiento del asma.
Este incidente plantea serias preguntas sobre la gestión de la salud en el Estado.
¿Cómo es posible que en una clínica del IMSS, en pleno siglo XXI, no haya médicos disponibles para atender emergencias temprano en la mañana?
¿Es razonable solicitar pruebas de COVID-19 a pacientes asintomáticos, en lugar de priorizar la atención urgente que necesitan por otras afecciones?
Los sábados y domingos, según la denuncia, la situación se agrava, con la atención médica a merced de la llegada tardía de los doctores.
La salud de los pacientes no puede, y no debe, ser rehén de la burocracia o la mala organización.
Este caso es un llamado a la reflexión y a la acción. Las autoridades sanitarias deben garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a la atención médica oportuna y de calidad.
La denunciante solicitó anonimato, pero su historia resuena con los miles de mexicanos que se enfrentan a diario con un sistema de salud que parece haber olvidado su principal objetivo: cuidar de la salud y el bienestar de las personas.
Es tiempo de que la voz de los usuarios sea escuchada y se tomen medidas para mejorar la atención médica en Quintana Roo.
Comunicadores Urbanos