El género musical de los corridos tumbados, un fascinante híbrido que combina elementos del tradicional corrido con influencias urbanas como el rap, hip-hop, trap y reguetón, se ha convertido en un fenómeno de la música contemporánea.
Su popularidad ha crecido en los últimos años, en particular entre la juventud, cautivada por sus letras crudas y desinhibidas, que exploran una variedad de temáticas controvertidas, desde delitos como el tráfico de drogas y la violencia armada, hasta la hipersexualización, la ostentación económica, y la realidad, a menudo dura, de sus autores.
No obstante, esta vertiente musical ha generado reacciones encontradas, y ha sido objeto de un intenso debate en México, especialmente en lugares como Cancún, Quintana Roo, uno de los destinos turísticos más importantes del país.
En este paradisíaco entorno, la reciente prohibición de los corridos tumbados en ciertos establecimientos públicos ha desatado una polémica significativa.
Una serie de incidentes ocurridos en un concierto masivo en la Plaza de Toros de Cancún, que atrajo a más de 6.000 asistentes y contó con la participación de varios exponentes prominentes de este género, alimentó la controversia.
El evento, más allá de las preocupaciones sanitarias por aglomeraciones en el contexto de la pandemia del COVID-19, fue marcado por episodios de violencia, incluyendo disparos al aire y daños a vehículos, lo que puso en alerta a las autoridades locales.
En respuesta, se anunció la decisión de regular la difusión de los corridos tumbados en Cancún, aplicando sanciones a aquellos negocios que reproduzcan este tipo de música sin los permisos correspondientes. Esta medida, impulsada por la alcaldesa Ana Patricia Peralta de la Peña, busca preservar la imagen turística de la ciudad y evitar la propagación de conductas delictivas entre los jóvenes.
Las opiniones de la comunidad
en torno a esta prohibición son divididas. Mientras algunos apoyan la decisión, alegando que el género musical promueve conductas antisociales y valores negativos, otros la rechazan, defendiendo el derecho a la libertad de expresión y la diversidad musical.
Sin duda, los corridos tumbados son un espejo de la compleja realidad social y cultural de México, y seguirán siendo un tema de debate en el país. Independientemente de las perspectivas en conflicto, es innegable que han logrado capturar la atención de un público masivo, que se sumerge en sus ritmos y letras con fervor y pasión.
Comunicadores Urbanos