El volcán Popocatépetl, ubicado en el centro de México, es uno de los más activos del mundo y también uno de los más vigilados por las autoridades y la población. Su nombre significa “montaña que humea” en náhuatl y se le conoce popularmente como “Don Goyo”.
En los últimos días, el Popocatépetl ha mostrado una intensa actividad que ha generado explosiones, emisión de lava y ceniza, y tremores de alta frecuencia.
Estos fenómenos han sido captados por las cámaras del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) y por los habitantes de las zonas cercanas al volcán.
Una de las manifestaciones más impresionantes y visibles del Popocatépetl es la llamada “lluvia de ceniza”, que consiste en la caída de partículas finas de roca pulverizada que se desprenden del cráter durante las erupciones. La ceniza puede alcanzar varios kilómetros de altura y ser arrastrada por el viento hacia diferentes direcciones.
La lluvia de ceniza puede causar diversos efectos en el medio ambiente y en la salud humana. Por ejemplo, puede reducir la visibilidad, contaminar el aire y el agua, dañar los cultivos y las infraestructuras, irritar los ojos y las vías respiratorias, y provocar alergias o enfermedades.
Por esta razón, las autoridades han emitido recomendaciones para protegerse de la ceniza volcánica, como cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo o una mascarilla, usar lentes o gafas, evitar actividades al aire libre, limpiar techos y superficies, cerrar puertas y ventanas, y seguir el semáforo de alerta volcánica.
La lluvia de ceniza del Popocatépetl es un fenómeno natural que impacta a México y que requiere de una constante vigilancia y prevención. El volcán es una fuente de admiración y respeto para los mexicanos, que conviven con su presencia desde tiempos ancestrales.
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