Los problemas psiquiátricos y mentales son una realidad que afecta a muchas personas en México y en el mundo. Estos problemas pueden interferir con el bienestar emocional, el funcionamiento social y laboral, y la calidad de vida de quienes los padecen. Además, pueden aumentar el riesgo de sufrir otras enfermedades físicas, así como de presentar conductas suicidas.
Según la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (ENBIARE) 2021, el balance anímico de la población adulta en México se ubica en un promedio de 5.07 en una escala de -10 a +10, siendo las mujeres las que presentan menor balance anímico que los hombres en todos los grupos de edad.
El balance anímico es una medida que refleja el estado emocional de las personas, considerando tanto sus emociones positivas como negativas.
La depresión mayor es la enfermedad mental que más casos registra el Estado de Quintana Roo, según el Índice AVISA (Años de Vida Saludable Perdidos) de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic).
El Índice AVISA mide el impacto de los problemas de salud mental y el consumo de sustancias psicoactivas en la salud, considerando la mortalidad y la discapacidad que generan.
En 2023, se estima que Quintana Roo reportará mil 612.9 años perdidos de vida saludable por cada 100 mil habitantes afectados por enfermedades mentales, ocupando el segundo lugar a nivel nacional, solo por debajo de Yucatán.
La depresión mayor será el trastorno que más contribuirá a esta pérdida, con 689.7 años, seguido de la ansiedad, con 378.3 años; el trastorno bipolar, con 232.8 años; la esquizofrenia, con 216.3 años y la distimia, con 97.6 años.
Estas enfermedades afectan la capacidad de las personas para trabajar, estudiar, relacionarse y disfrutar.
La atención a la salud mental es un derecho humano y un factor clave para el desarrollo social y económico. Sin embargo, según la Estadística de Salud en Establecimientos Particulares 2019 del INEGI, solo se registraron 1 942 738 egresos hospitalarios a nivel nacional por morbilidad y mortalidad en establecimientos privados, de los cuales solo el 1.6% (31 084) correspondieron a enfermedades mentales y del comportamiento.
Esto indica una brecha importante entre la demanda y la oferta de servicios de salud mental en el país.
Es necesario fortalecer las políticas públicas y las acciones preventivas, promocionales y asistenciales en materia de salud mental, así como sensibilizar a la población sobre la importancia de cuidar su bienestar emocional y buscar ayuda profesional cuando sea necesario. Asimismo, es fundamental promover una cultura de respeto y no discriminación hacia las personas con problemas psiquiátricos y mentales, reconociendo su dignidad y sus derechos.
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