En lo que alguna vez fue un tranquilo rincón de Quintana Roo, la sombra de una tragedia sin resolver se cierne sobre la selva de José María Morelos. La Fiscalía General del Estado (FGE) de Quintana Roo confirmó el macabro hallazgo de siete osamentas en una fosa clandestina, alterando la paz de la región y dejando un rastro de preguntas sin respuesta.
El anuncio oficial se realizó cerca de las 11 de la noche del 10 de junio, aunque ya se había propagado la noticia como un murmullo de consternación entre los habitantes locales. La FGE señaló que el descubrimiento se produjo durante una operación de búsqueda en la selva, llevada a cabo por la Comisión Estatal de Búsqueda, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y el Grupo de Coordinación para la Construcción de Paz y Seguridad de Quintana Roo.
Las osamentas están siendo analizadas con el objetivo de identificar a las víctimas. Este hallazgo es especialmente inquietante dado que al menos 15 personas han desaparecido en la Zona Maya, que comprende los municipios de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos.
A solo 15 kilómetros de distancia, en la selva de Andrés Quintana Roo, el Ejército localizó un laboratorio de drogas el mes pasado. Este descubrimiento ha desatado especulaciones sobre si los desaparecidos locales, ya sean campesinos o ciudadanos, podrían haber sido víctimas de la mafia para evitar la revelación de la ubicación del laboratorio.
La investigación sobre estos hechos continúa en marcha, mientras la comunidad espera ansiosa por respuestas. Sin duda, estos hallazgos han marcado una mancha oscura en la historia de la región, un recordatorio de que incluso los lugares más tranquilos no están exentos de la amenaza del crimen organizado.
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