A pesar de la incertidumbre sobre la fecha de implementación de la semana laboral de 40 horas en México, empresarios del sur de Quintana Roo han expresado ya sus reservas, considerándola inviable en el contexto económico actual. Raúl Villanueva Argüelles, presidente del Centro Empresarial Coparmex en Chetumal, argumenta que las condiciones económicas regionales, marcadas por una recuperación tímida y desafíos empresariales sustanciales, no respaldan tal medida.
Villanueva Argüelles destaca que, aunque proyectos como el Tren Maya han inyectado inversión en la región, los beneficios han sido parciales y no han favorecido de manera significativa a la mayoría de las pequeñas y medianas empresas (PyMEs). «La recuperación ha sido muy, muy lenta», lamentó, señalando que las ventas y el movimiento económico aún están muy por debajo de las expectativas.
Además, sugiere que las recientes políticas laborales, como el aumento del salario mínimo y las vacaciones extendidas, ya han impuesto una carga financiera considerable a las empresas. «Las empresas no pueden absorber todo ese beneficio que se busca para los trabajadores», dijo, haciendo hincapié en la necesidad de un enfoque equilibrado que también considere la viabilidad y recuperación empresarial.
El llamado es hacia un diálogo más constructivo entre los sectores gubernamentales y empresariales para idear una implementación gradual y considerada de las reformas laborales, teniendo en cuenta el bienestar económico de las empresas. Villanueva Argüelles enfatiza la relevancia de las PyMEs, que constituyen cerca del 90% de las empresas mexicanas, y resalta su susceptibilidad a las fluctuaciones económicas y las decisiones políticas.
La perspectiva es clara: la adaptación a una jornada laboral de 40 horas requiere un análisis profundo, una planificación cuidadosa y un compromiso colaborativo para navegar hacia una recuperación económica robusta y sostenible en Quintana Roo y más allá.
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