Con la rapidez con que se comparte la vida en las redes sociales, no es raro ver a figuras públicas compartiendo sus momentos personales, desde anécdotas diarias hasta acontecimientos trascendentales. Pero el timing es esencial, y en política, el timing puede ser la diferencia entre una auténtica celebración y una táctica de distracción.
La reciente publicación de la presidenta de Felipe Carrillo Puerto, anunciando con emoción su próxima maternidad, podría haber sido simplemente un momento de felicidad compartida con sus seguidores. Sin embargo, el detalle de que este anuncio se produzca justo a vísperas de tiempos electorales deja una estela de dudas en el aire.
Es legítimo que cualquier persona celebre y comparta las noticias de un próximo nacimiento. Pero, cuando se es una figura pública y política, la línea entre lo personal y lo político se desdibuja, y todo anuncio tiene un potencial matiz estratégico. ¿Es este el caso? Solo la presidenta y su equipo lo saben con certeza.
No se puede negar que un anuncio como este genera empatía. La maternidad es una conexión humana poderosa, y su mención puede atraer simpatías y apoyos. ¿Pero es esto un intento consciente de ganar corazones justo antes de las elecciones? Eso es lo que queda para el análisis y la especulación.
Nuestra sociedad ha avanzado en la aceptación y celebración de las distintas formas de familia. La noticia de que dos mujeres esperan con amor a un bebé debería ser celebrada sin reservas. Sin embargo, en este contexto político, uno no puede evitar preguntarse: ¿es esto un genuino acto de compartir o una estratégicamente orquestada jugada política?
Lo que es seguro es que los tiempos electorales nos recuerdan siempre ser críticos, analizar más allá de lo obvio y entender que en política, como en el teatro, a veces la realidad y la ficción se mezclan de maneras inesperadas.
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