En Quintana Roo, conocido por sus playas paradisíacas y un turismo vibrante, se oculta una realidad menos idílica: ser profesionista aquí no asegura un salario acorde con la capacitación y esfuerzo invertido. A pesar de tener títulos universitarios, maestrías o doctorados, los profesionales en esta parte del Caribe Mexicano enfrentan una situación salarial desalentadora.
Según datos del Observatorio Global de México, aunque Quintana Roo cuenta con un número significativo de profesionistas, sus salarios son notablemente inferiores al promedio nacional. Con un ingreso promedio de apenas 11 mil 932 pesos, estos profesionales están entre los peor remunerados del país, un contraste marcado con el promedio nacional de 14 mil 281 pesos. Incluso aquellos con niveles de estudio más altos, como maestrías o doctorados, no ven una mejora sustancial en sus ingresos.
Esta disparidad salarial tiene sus raíces en la estructura del mercado laboral de Quintana Roo, dominado por el sector turístico, que en su mayoría no requiere de formación profesional avanzada. Como resultado, hay una menor demanda de habilidades altamente cualificadas, limitando las oportunidades para los profesionistas.
El resultado de esta situación es una «fuga de cerebros» preocupante. Según el informe “Re imaginemos el panorama: ingresos, gastos y desigualdades”, los profesionales están optando por emigrar a otros estados en busca de mejores oportunidades laborales. Esta tendencia no solo representa una pérdida de talento para Quintana Roo, sino que también subraya la necesidad urgente de reestructurar el mercado laboral para ofrecer mejores oportunidades a los profesionistas locales.
La pandemia de Covid-19 ha intensificado este problema, reduciendo aún más los ingresos de los profesionales. Con una reducción de hasta un 14% en los salarios en comparación con los niveles previos a 2019, los profesionistas de Quintana Roo enfrentan un panorama económico desafiante.
Este escenario plantea un llamado a la acción para Quintana Roo y México. Es vital que se reconozca y recompense adecuadamente el valor de la educación y la capacitación profesional. Sin un cambio en la valoración y remuneración de estos trabajadores, el potencial de crecimiento y progreso en Quintana Roo seguirá estancado, y las aspiraciones de muchos profesionales seguirán siendo inalcanzables.
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