En Chetumal, la Escuela Secundaria de Educación Especial “CAM Jan Vermeer” se ha convertido en el foco de una denuncia pública por parte de padres y maestros. Se alza una voz colectiva contra la marginación que sufren los alumnos del turno vespertino debido a políticas restrictivas impuestas por las autoridades educativas, evidenciando una grave negligencia hacia el desarrollo y seguridad de estos estudiantes vulnerables.
Desde hace ocho años, esta institución ha implementado una política discriminatoria, cerrando áreas cruciales del plantel en el turno vespertino, limitando de manera significativa el acceso a instalaciones esenciales para el aprendizaje y desarrollo de habilidades de los estudiantes. Esta restricción no solo constituye una violación flagrante de los derechos humanos de los menores, sino que también subraya una falta de compromiso con la educación inclusiva y adaptativa.
La maestra Yamili Alonso expresa la frustración colectiva: “Estamos luchando para que nuestros estudiantes tengan acceso completo a la escuela. La falta de acceso y la ausencia de autoridades ponen en juego el bienestar de estos niños, quienes ya enfrentan desafíos considerables.”
Con 75 estudiantes afectados, la medida ha sido criticada por reducir la calidad educativa y comprometer la integridad física de los alumnos, obligándolos a permanecer en aulas convencionales en lugar de beneficiarse de talleres especializados diseñados para su educación.
“La segregación de facilidades entre los turnos matutino y vespertino es inconcebible. La exclusión de servicios básicos como baños y cocinas agrava aún más esta injusticia,” afirma la maestra Gladys Escobedo, destacando la disparidad en el tratamiento de los estudiantes basado en el horario de asistencia.
La inacción prolongada de las autoridades, a pesar de los repetidos llamados a la acción durante años, refleja una desconsideración por la mejora de las condiciones educativas para los estudiantes con discapacidades. “Nos encontramos en un ciclo de promesas vacías sin cambios reales, a pesar de nuestras constantes solicitudes,” comenta la maestra Arely Medina sobre la falta de respuesta efectiva.
Los padres de familia, como María Lara y Natividad Cen, manifiestan su disposición a escalar sus protestas en busca de una solución. “Es inadmisible que nuestros hijos sean relegados y privados de un entorno de aprendizaje completo. Estamos dispuestos a tomar medidas más drásticas por el bienestar y los derechos de nuestros niños,” advierte Doña Natividad.
Este caso subraya un problema sistémico de desatención y falta de sensibilidad hacia las necesidades de los estudiantes con limitaciones, mostrando un claro desinterés por parte de las autoridades educativas en garantizar una educación equitativa y accesible. La comunidad demanda acciones concretas, no solo palabras, para rectificar esta situación de abandono institucional que ha persistido durante demasiado tiempo.
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