Era casi medio día, momento en el que dejo de trabajar en el ordenador para ir por mi pequeña al colegio. Como es mi costumbre, me estacioné un poco lejos de la entrada de la escuela para caminar un poco, pues la escuela de mi hija me gusta mucho porque dentro y alrededor de ella hay enormes árboles.
Mirando hacia abajo me topé con una flor que me pareció tan bonita por su color marrón, parecía de papel, miré que provenía de un gran árbol, cuya copa estaba repleta de ramos de estas florecitas; el clima había estado con mucho viento y propició que algunas ramas con flores cayeran al suelo, así que las recogí y me las llevé a casa para guardarlas en un frasco.
Esperé un año para conocer el color de la flor, hasta que nuevamente, hace cosa de un mes, pude ver que sus flores son blancas, así que me di a la tarea de identificarla sin éxito alguno hasta el día de ayer, cuando otra persona publicó en sus redes que había llegado tarde a la floración de Bojum, su nombre en lengua maya, Cordia alliodora su nombre científico.
Este bello árbol además de ser melífero y maderable; también posee propiedades medicinales. Aquí en Quintana Roo y en Michoacán, por ejemplo, se le utiliza el cocimiento de las hojas para tratar enfermedades pulmonares.
En Oaxaca se usan las hojas calentadas y puestas como emplasto en las rodillas en caso de hongos. Su cocción se administra por vía oral como antipalúdico y para el cirro o pulsaciones en el estómago a la altura del ombligo. Tostadas y molidas, se aplican de forma externa como antiséptico.
Otras partes vegetales empleadas son; la flor que se pulveriza y se pone en la piel sobre los tumores. Además, se guarda como amuleto para el espanto. Hervida, junto con un pedazo de la penca de sábila, se toma un vaso y medio para el hígado, dolor de espalda o frialdad de la cintura. En Yucatán se toma la miel dos o tres veces por semana, para los nervios y se usa la planta como cicatrizante de heridas. En Quintana Roo se muelen las semillas para las afecciones cutáneas. En el estado de Guerrero realizan dos o tres curaciones con el látex de esta planta para tratar el ombligo que ha salido de su cavidad natural.
De igual forma, se emplea en el tratamiento terapéutico de padecimientos del estómago, fiebre, fracturas y como un antiepiléptico.
Estoy sorprendida con todas las propiedades y beneficios que nos ofrece el bojum; por lo pronto, tengo recolectadas en un frasco sus hermosas flores marrones, que ahora ya sé que son medicinales.
¡Hasta la próxima entrega!