Connect with us

Galería Fotográfica

Estampas de la vacunación Covid-19 en Quintana Roo

Published

on

El mentado día ha llegado, un primer lote de vacunas para personas de la tercera edad llegó a Cancún; Doña Susana está nerviosa desde el viernes pasado que se enteró; sus hijos armaron un grupo de Wathsapp para ponerse de acuerdo; primero porque meses antes ella decidió que se vacunaría y el registro lo hizo uno de sus hijos; el mayor sería el encargado de imprimir todos los documentos por ser quien tiene impresora, pero se le olvidó; como ya lo conocen sus hermanas, una de ellas lo previó y un día antes fue a imprimir todos los requisitos.

Un día antes, Susanita preparó su vestimenta, escogió el bolso que llevaría, aunque al final sacó su morral ecológico de toda la vida; ella tuvo problemas para conciliar el sueño, estaba nerviosa, a cada rato le preguntaba a su hija Betina si ya tenía listos los documentos y ella al borde del desquicio le contestaba con sosiego,  pues ya se lo había dicho cinco minutos antes, 10 minutos antes, 15 minutos antes… ese día, Betina se quedó a dormir para acompañarla temprano a hacer fila para la vacuna de las 10 de la mañana.

Muy temprano llegó su hija menor -Adriana- muy animada, terminó de despertar a su hermana, desayunaron café con pan dulce y emprendieron la misión del día, tras asegurar el domicilio con todos los cerrojos y candados que le han puesto a las puertas, subieron dos sillas de plástico en la cajuela y entraron al auto. Antes de arrancar, Betina y Adriana le dijeron a su mamá que revisara si llevaba todo y a última hora Susanita se da cuenta de que olvidó su identificación del INE, entró velozmente a la casa y salió echa la mocha mientras un eco de – ¡Con calma mamá, te puedes caer! – retumbaba en la mañana fresca y soleada.

En el camino al domo del deportivo Jacinto Canek, Susanita preguntó si su hijo mayor se había comunicado con ellas, sus hermanas; ambas se miraron y dijeron que no, – ¡Valiente hijo! -, exclamó Susanita y Betina dijo que si ella fuera la que ha estado dando la despensa de la pandemia para su mamá, diría que es justo que los demás se hicieran cargo.

Al llegar, Susanita y Adriana bajaron del auto mientras Betina estacionaba para bajar una silla. Susanita tomó su bolsa donde llevaba un abanico, agua, un mini cojín, sus documentos y un celular pasado de moda que raras veces contesta. Armada con cubre boca y una careta que nunca puso, se acomodó en la fila de su horario y súper manzana; tiempo después llegó Betina con una silla, la cual instaló en una sombra que hacía una pared ya que alrededor no había mas que un árbol, todo lo demás era una hirviente plancha de concreto. Adriana se quedó de pie en la fila, sudando la gota gorda.

Señora haciendo fila para recibir la primera dosis de vacuna contra Covid-19.

De repente pidieron que se hicieran a un lado de la calle porque iba a pasar una camioneta con insumos para la vacunación y uno de los señores que hacían fila, empezó a dirigir al conductor como ‘viene, viene’, con el cantadito característico de la Ciudad de México; Susanita olvidó por un momento sus achaques y con fuerza casi sobrenatural levantó su silla para moverse y Betina le dijo que le diera la silla porque luego le dolería su brazo y estaría quejándose toda la noche. Esta vez se acomodaron debajo de la sombra del árbol, como si fuera una niña que le pide permiso a su madre, Susanita le comentó a Betina que había visto a una amiga y ella le sugirió que aprovechara saludar a sus amigas y vecinas que desde hace un año no veía. ‘Las chamacas’ como Susanita las llama, se confunden porque con el cubrebocas no logran reconocerse entre sí, unas con el cabello más largo, delgadas o más gordas o con el cabello desteñido poco a poco fueron armando sus grupos de conversación.

Entre las pláticas se lograba escuchar sobre la sonrisa que tenía el difunto en un féretro, que había muerto feliz y satisfecho con la vida, otra donde se daban aliento mientras contaban sus vivencias y estallaban en llanto; escasas parejas de casados comiendo un refrigerio que amorosamente sus hijos le habían preparado. Otros hablando del gobierno con comentarios cascarrabias sobre la comodidad del presidente en su aire acondicionado y ellos ‘sudando como puercos’, que sino volvían a votar por AMLO, les quitaban la pensión; cediendo sus asientos por turnos a quienes no llevaban silla, con sombreros y sombrillas las personas de la tercera edad parecían contentos en general, sobre todo al principio de la jornada; hubo quien aprovecho para promocionar su emprendimiento o servicios profesionales.

Adriana tuvo un incidente con una señora que le dijo que se estaba ‘colando’ en la fila, pero otra señora la defendió alegando que ella llevaba tiempo haciendo fila y todo se calmó. Betina le dijo con señas a Adriana que fuera a sentarse mientras ella tomaba su lugar. La fila comenzaba a avanzar cada vez más rápido cuando el hijo mayor de Susanita llegó, le entregó una bolsa con tortas de cochinita, agua y refrescos por petición de sus hermanas, quienes ya tenían hambre y desde temprano estaban en la vacunación, hasta ese momento ya habían transcurrido cinco horas.

Personas adultos mayores con alguna discapacidad haciendo una fila especial para pronta atención.

Betina y Adriana regresaron bajo la sombra para desayunar y le informaron a Susanita que a su salida la estarían esperando ahí mismo para regresar a su casa. Adriana, había dicho que no tenía hambre y al ver que Betina comía su torta con ganas, sacó la suya. Mientras comían, Adriana comentó que la presidenta municipal estaba aprovechando hacer proselitismo con lo de las vacunas, que hasta musiquita les habían puesto a los abuelos, que con esa torta se sentía como que llegó el diputado a dejar tortas a la masa, Betina solo se reía y le decía que no estaba mal ponerse en los zapatos de otros.

Susanita a punto de entrar se quedó en la fila con su hijo, quien la esperó en la salida. Ella estuvo adentro alrededor de una hora, desde que esperó su turno, la vacunaron y la invitaron a retirarse. Su hijo mayor la llevó con sus hermanas y se despidió, las tres caminaron hasta donde Betina dejó estacionado el auto. Al llegar, Adriana se despidió, pues había dejado a su hijo en casa y Betina se quedó hasta la tarde esperando que la vacuna no causara algún síntoma grave en Susanita; afortunadamente solo se le inflamó y empezó un ligero dolor que calmaron con hielo y paracetamol. En el grupo de Wathsapp Adriana le dijo a Betina que llevara a Susanita a su casa, ella se encargaría de vigilarla y al día siguiente, muy temprano la regresaría a su hogar.

Señora recibiendo la vacuna contra Covid-19.

Pese a lo bien que le fue a Susanita, hubo quienes no alcanzaron a vacunarse en esta primera etapa, quienes llevaban rato haciendo fila y de la nada les avisaron que ya no podrán obtener la dosis, mucha frustración, enojo y desdén se perciben en los comentarios en redes sociales; hubo quienes pidieron prestados los recibos de servicios que pedían como comprobante de domicilio para poder vacunarse, dejando sin vacunas a quienes viven en esas super manzanas, las cuales estaban programadas según la logística del municipio. Definitivamente la queja principal ha sido que no ha servido de nada haber hecho una preinscripción, que su base de datos no la saben ni utilizar para organizarse con rigor, que tienen a sus cuates incompetentes en los puestos y no a personas preparadas en esos campos.

Muchas personas adultos mayores se quedaron sin acudir a su primera dosis porque simplemente no realizaron su registro, no saben de las nuevas tecnologías y no tuvieron ayuda ni orientación al respecto; fue insuficiente la difusión de los tres niveles de gobierno. Aunque hubo quienes decidieron no hacerlo por miedo a morir en tres meses, ya que se ha difundido la creencia de que la vacuna está hecha para deshacerse de ellos porque son carga para el gobierno o prefieren seguir esperando porque creen que las pruebas previas han sido insuficientes y tienen efectos secundarios.

Acaban de anunciar la segunda jornada de vacunación para las súper manzanas faltantes; Susanita espera su segunda dosis de vacuna, pero una duda la acecha desde entonces… “¿Será que sí me inyectaron el líquido?”.

Antrp. Karen Marín.

Galería Fotográfica

Cuando la inseguridad apaga los motores del crecimiento

Published

on

Cancún, uno de los destinos turísticos más reconocidos a nivel mundial, enfrenta un panorama inquietante. Los datos de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) reflejan que en 2024 el Aeropuerto Internacional de Cancún experimentó una caída del 6.7% en la llegada de pasajeros internacionales, una cifra que no puede pasar desapercibida.

La inseguridad, ese espectro que persigue a México desde hace años, parece haber alcanzado uno de sus puntos más críticos. En septiembre pasado, Estados Unidos calificó a 30 de los 32 estados mexicanos como peligrosos para sus ciudadanos, incluyendo Quintana Roo, y salvando solo a Campeche y Yucatán. Estas advertencias, lejos de ser ignoradas, impactan directamente en la percepción internacional del país.

El turismo no es solo una actividad económica, es un acto de confianza. Los turistas no solo buscan experiencias, buscan seguridad, y cuando las noticias de incidentes violentos llegan a primeras planas internacionales, ese sentimiento se resquebraja.

Cancún, que en años anteriores lideraba con crecimiento constante, hoy enfrenta el desafío de revertir una narrativa que aleja a los viajeros. Las cifras no son una simple coincidencia: mientras Quintana Roo sufre, destinos como Mérida, con una imagen de tranquilidad, registraron un incremento del 1.4% en su flujo de pasajeros.

El caso de Quintana Roo es un reflejo de una crisis nacional. Según la ENVIPE del INEGI, en 2023 se reportaron 21.9 millones de víctimas de delitos mayores de edad, un incremento del 1.6% respecto al año anterior. Esta estadística no solo afecta a los residentes, sino también a la reputación del país como destino.

Los números de la AFAC muestran una realidad que duele: los aeropuertos de Ciudad de México, Tijuana y Guanajuato también reportaron descensos. Aunque no son caídas catastróficas, sí son señales de alerta.

El turismo, especialmente en Quintana Roo, ha sido durante años un motor económico clave para México. Sin embargo, las caídas recientes en la llegada de pasajeros son una prueba de que el modelo no es infalible. No se trata únicamente de aumentar las inversiones en promoción turística; se trata de resolver los problemas que afectan la vida diaria de millones de mexicanos.

La inseguridad no es un problema exclusivo de los turistas, pero su efecto en la industria pone un foco adicional sobre un tema que los gobiernos han intentado maquillar. Si México quiere mantener su liderazgo como destino turístico, no puede seguir apostando a que la belleza de sus playas compense la falta de seguridad en sus calles.

La caída en la llegada de turistas no es irreversible, pero sí es una advertencia que no puede ser ignorada. Cancún y Quintana Roo necesitan recuperar la confianza internacional, no solo con campañas de promoción, sino con acciones concretas que garanticen la seguridad de quienes los visitan y de quienes los habitan.

El turismo no puede ser una moneda de cambio a merced de la percepción internacional. Es tiempo de que México, y particularmente Quintana Roo, tome decisiones firmes para devolverle a sus destinos turísticos la estabilidad que necesitan. Porque si algo queda claro es que la belleza natural no basta para compensar la incertidumbre, y el país no puede permitirse seguir perdiendo terreno en un sector que es vital para su desarrollo económico.

Comunicadores Urbanos

Continue Reading

Galería Fotográfica

Las Cifras de la Muerte en México

Published

on

El INEGI ha dado a conocer las cifras preliminares de mortalidad para el primer semestre de 2024, y los resultados son alarmantes. Con 417 mil defunciones registradas, un aumento del 3.1% respecto al mismo periodo de 2023, el panorama de salud y seguridad en el país deja mucho que desear. Más allá de los números, estas cifras revelan fallas profundas en los sistemas de salud, seguridad y bienestar que afectan a millones de mexicanos.

Las enfermedades del corazón encabezan la lista de causas de muerte con 100,401 casos, consolidándose como el principal problema de salud pública en México. Este dato no es solo una cuestión médica, sino social. La falta de acceso a servicios preventivos, tratamientos adecuados y una alimentación balanceada agravan una situación que podría evitarse con políticas públicas más efectivas.

Le siguen la diabetes mellitus y los tumores malignos, enfermedades que reflejan no solo carencias en el sistema de salud también económicas que enfrentan los mexicanos. Estas condiciones no solo afectan a quienes las padecen, sino también a sus familias, que a menudo deben cargar con los costos económicos y emocionales de un sistema insuficiente.

Entre las causas de muerte, los homicidios ocupan el octavo lugar, con 15,243 casos en solo seis meses. Este dato debería alarmarnos a todos, ya que revela no solo el alcance de la violencia en el país, sino también la falta de estrategias efectivas para contenerla.

El uso de armas de fuego sigue siendo el método más común en estos crímenes, destacando la urgencia de abordar el tráfico de armas y la impunidad que facilita su proliferación. La violencia no solo destruye vidas; desgarra comunidades y perpetúa un ciclo de inseguridad que parece no tener fin.

Quintana Roo, también enfrenta una dura realidad. Con una tasa de mortalidad de 371 por cada 100 mil habitantes.

Aunque es un motor económico gracias al turismo, Quintana Roo enfrenta retos importantes en infraestructura médica y seguridad pública. La desconexión entre el desarrollo turístico y las necesidades de sus habitantes muestra que la riqueza generada no siempre se traduce en bienestar social.

Los datos del INEGI no pueden quedarse en un archivo más. Son un diagnóstico que exige acción inmediata. El gobierno federal, encabezado por Claudia Sheinbaum, tiene la responsabilidad de implementar políticas que no solo ataquen los síntomas, sino también las raíces de estas problemáticas.

La prevención debe ser la prioridad, ya sea en salud o en seguridad. Se necesitan campañas de educación, acceso a servicios médicos de calidad, control del tráfico de armas y oportunidades para los jóvenes. No es suficiente reaccionar; hay que anticiparse a los problemas antes de que se conviertan en tragedias.

El informe del INEGI es un recordatorio de que el bienestar de un país no se mide solo en términos económicos o de desarrollo. La verdadera fortaleza de una nación está en su capacidad para garantizar la salud, la seguridad y el bienestar de su gente.

Comunicadores Urbanos

Continue Reading

Galería Fotográfica

Entre balas y estadísticas

Published

on

Los números que el INEGI ha puesto sobre la mesa no solo revelan una tragedia nacional, sino también nuestra incapacidad colectiva para enfrentarla. 15 mil 243 homicidios en el primer semestre de 2024 no son simples cifras, son gritos silenciados por las balas, que representan el 73% de estas muertes. Ese porcentaje habla de un país donde las armas no solo son protagonistas de crímenes, sino testigos de nuestra indiferencia.

Las estadísticas no mienten: 21.2 hombres por cada 100 mil habitantes fueron asesinados, mientras que en las mujeres la cifra baja a 2.6. A simple vista, parecería que ellas están más seguras, pero la realidad es más compleja. Las mujeres no solo enfrentan la violencia homicida; también sufren feminicidios, agresiones sexuales y desapariciones que muchas veces ni siquiera llegan a formar parte de estos números. La violencia contra ellas tiene raíces más profundas, ancladas en un sistema que perpetúa el machismo y la desigualdad.

Los hombres, por otro lado, son víctimas de una cultura que glorifica la fuerza y el poder a través de las armas. Ambos rostros de la violencia son síntomas de una misma enfermedad: un tejido social desgarrado que aún no sabemos cómo coser.

Claudia Sheinbaum asumió la presidencia con una promesa de transformación, pero su gobierno enfrenta un reto mayúsculo: demostrar que el cambio no es solo discurso. La ligera disminución en la tasa de homicidios, de 12.4 en 2023 a 11.7 en 2024, no puede ser motivo de complacencia. La violencia sigue siendo una realidad que define a México, y cada vida perdida es un recordatorio de lo que aún no se ha hecho.

Sheinbaum tiene en sus manos la oportunidad de ser más que una figura histórica; puede convertirse en el rostro del cambio que México necesita. Pero eso requerirá enfrentar temas que han sido ignorados por décadas: el control del tráfico de armas, la creación de oportunidades reales en comunidades vulnerables y la inversión en educación, salud mental y espacios seguros.

El INEGI no solo nos entrega cifras, nos pone frente a un espejo que no queremos mirar. La violencia no es un fenómeno aislado, es el resultado de años de abandono, desigualdad y políticas que atacan los síntomas, pero no las causas.

No basta con enviar más patrullas ni reforzar las leyes. Necesitamos una estrategia que apueste por la prevención, que dé alternativas a los jóvenes antes de que caigan en las redes del crimen organizado. Necesitamos un gobierno que entienda que la violencia no comienza con una bala, sino con la falta de oportunidades.

Cada homicidio es un fracaso colectivo, una vida que no supimos proteger. Pero detrás de cada cifra también hay una oportunidad: la de reaccionar, de transformar el dolor en acción y de exigir que la justicia y la seguridad sean derechos reales, no privilegios.

En este México donde las armas imponen su ley, no podemos permitir que las balas definan nuestro futuro. La verdadera transformación comenzará cuando dejemos de aceptar la violencia como algo inevitable y exijamos un país donde las vidas no sean estadísticas, sino historias que sigan escribiéndose.

El México de hoy es un país que necesita menos discursos y más acciones, menos pretextos y más valentía. La pregunta no es si se puede cambiar, sino si estamos dispuestos a hacerlo.

Comunicadores Urbanos

Continue Reading

Trending