En los rincones más vibrantes de la ciudad de Chetumal, yacen silenciosos testimonios de cultura e historia, plasmados en forma de murales. Sin embargo, estos tesoros artísticos y culturales están al borde del abismo. Según Fabián Herrera Manzanilla, cronista de la ciudad, muchos de estos murales están sufriendo una destrucción y abandono preocupante.
Los murales, que alguna vez fueron lienzos llenos de color y vida, han caído en la mira del vandalismo y la degradación por los efectos climáticos. “Es lamentable», manifiesta Herrera. «Los murales no solo son expresiones artísticas, sino que son cultura. Quedan plasmados como patrimonio cultural tangible y requieren ser preservados.»
Algunos de estos murales, como el que se encuentra al interior del poliforum Rafael E. Melgar, están a punto de desaparecer por completo, una trágica pérdida para el paisaje cultural de Chetumal.
«Los murales que tenemos en Chetumal no solo representan testimonios históricos, sino que son obras de artistas de la región. No podemos darnos el lujo de deteriorarlos más, hasta el punto que haya que retirarlos», añade el cronista.
Y el problema parece ir más allá. De acuerdo con Herrera, hay un problema de continuidad en materia cultural, lo que se refleja en el rezago de los servicios urbanos en la capital del estado. El sol, la humedad, el paso de personas y el graffiti son factores constantes que amenazan la existencia de estos murales, que se encuentran a la intemperie y sin la debida protección.
Algunos de los murales más afectados se encuentran en lugares emblemáticos, como el Palacio Municipal, la calle Belisario Domínguez, el Sutage o el Palacio de Gobierno. El mural del Poliforum, en particular, presenta un serio problema de humedad.
El futuro de estos murales, que son testigos de la historia y la identidad de Chetumal, es incierto. Sin embargo, se espera que la necesidad de preservar estos tesoros artísticos y culturales sirva como un llamado a la acción para los ciudadanos y las autoridades locales. Porque como reza el viejo dicho: un pueblo que olvida su historia, está condenado a repetirla. En este caso, la historia está en las paredes, y no podemos permitirnos olvidarla.
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