Los quintanarroenses nos sentimos orgullosos de las bellezas de nuestro Estado, de su cultura y su identidad; el turismo es la actividad económica más importante, sin embargo, dicha actividad ha generado un crecimiento económico de temporadas que no siempre es mayor que el del año anterior, lo cual no permite que el desarrollo sea sostenido, capaz de mantener una buena calidad de vida para sus habitantes a lo largo de un año.
La zona norte de Quintana Roo, la cual comprende Cancún, Playa del Carmen, Isla mujeres, Cozumel, Holbox y Tulum, es donde se concentra la mayor parte de la población, pues ahí tienen mayores probabilidades de encontrar empleo; es así como se configura como un polo de atracción, ya que no sólo migran personas que ya viven en el Estado sino también de otras entidades federativas y extranjeros.
Por otro lado, en la zona sur, se encuentran zonas de producción agrícola incipiente, una zona industrial casi desaparecida y el trabajo principal está conformado por un ejército de burócratas; lo cual evidencia la polarización de la economía, fenómeno que trae consigo problemáticas derivadas de la desigualdad y la pobreza en cada zona. Una de esas problemáticas ha azotado con mayor fuerza en los últimos años a Quintana Roo, nos referimos a la inseguridad y violencia, las estadísticas del observatorio virtual sobre ‘Incidencias Delictivas del Estado’ revela un comportamiento muy interesante en relación a la inseguridad, se puede observar una constante que está relacionada directamente con los cambios de gobierno a nivel nacional, pero sobre todo estatal.
Para ser más claros, tomamos en cuenta uno de los indicadores más representativos de la muestra, como lo es los robos con violencia, de 1999 a septiembre del 2018, dicho periodo abarca los últimos cuatro cambios de administración, en donde el amarillo corresponde a Joaquín Hendrics Díaz, morado para Félix González Canto, verde para Roberto Borge Angulo y Rojo para Carlos Joaquín González. Podemos percatarnos que a partir de la transición de gobierno hay una ligera variación de las cifras de delincuencia, con una tendencia a disminuir; esto obedece al aumento de vigilancia durante los meses de fin y principio de las administraciones. Al cabo de un año la cifra de robo con violencia aumenta y se va incrementando anualmente hasta encontrar un repunte y nuevamente va disminuyendo en la víspera de un nuevo cambio de administración. Lo que es aún más interesante, amable lector, es que casualmente en este último cambio de administración, dichas cifras de delincuencia se duplicaron, en los primeros años, es decir, el inicio de la actual administración es un repunte de las anteriores y es que el año aún no termina. Por lo pronto, el informe del Observatorio Nacional Ciudadano del 2017 arrojó que el 85% de la población de Cancún, la más poblada del Estado, se siente insegura, y más del 50% de los quintanarroenses creemos que esta situación empeorará; tal parece que si.
¿Qué hacer como ciudadanía ante este panorama? No hay más respuesta que participar en la construcción de nuestro Estado, el gobierno sabe que estamos en nuestro derecho de incidir en las políticas públicas, aunque le convenga más simular su preocupación con programitas como el de “Juntos Hacemos Más” y Consejos Consultivos, en donde nuevamente el paternalismo gubernamental es quien limita la injerencia ciudadana en problemas de mayor relevancia para el Estado, como la seguridad, dicho rubro no está en la competencia ciudadana, según nuestro gobierno; lo cual deja de lado los proyectos que ya realizan otros ciudadanos para combatir la violencia y la delincuencia, como la reinserción social de los presos que salen en libertad, los talleres de muchachos en situación de riesgo, por mencionar algunos.
Por ello, es de suma importancia que el gobierno del Estado deje de menospreciar las capacidades de sus ciudadanos, quienes han demostrado trabajar en beneficio de la comunidad y no sólo para mejorar una imagen de por sí ya desgastada; recuerde, amable lector, que habrán comicios próximamente, y tendrá en sus manos la oportunidad de redireccionar el rumbo de su querido Quintana Roo.
Hemos expuesto que la seguridad de los quintanarroenses esta supeditada a los caprichos de cada administración, que sólo trabajan para sí mismos y no piensan en una continuidad a la hora de gobernar, dejando a la ciudadanía en completa indefensión; paradójicamente, las cifras de narcomenudeo, año con año presentan una estabilidad de cifras envidiable, al parecer son intocables con respecto a los robos violentos, pero eso, lo miraremos en la próxima entrega.
Para saber más:
http://onc.org.mx/informe2017.pdf
http://onc.org.mx/?s=quintana+roo